domingo, diciembre 20, 2009

Toros no, pero...

Es este debate de los toros creo un mero asunto de plazos. Resulta anacrónico con los valores actuales de nuestra sociedad un espectáculo que se recrea en ver como se acaba con la vida de un animal. Tal cosa se refleja en el continuo descenso del interés de la gente por las corridas, y finalmente en que se vayan tomando medidas legislativas en su contra. Estoy convencido de que en 20 años ya no quedará ni debate.

Que el espectáculo, por más que pueda ser estéticamente bello para los entendidos, resulta poco edificante me parece indiscutible. Hace falta una absoluta falta de sensibilidad hacia el sufrimiento de los animales para poder llegar a entrar en mayores profundidades al respecto de su belleza. Como ya digo creo que el tematiene los días contados según la sociedad va adoptando nuevos valores, y sin embargo el tema me sigue resultando interesante. Es realmente una pena que el nacionalismo que todo lo emponzoña haya decidido tomar este asunto como su bandera. Flaco favor hacen a los anti-taurinos las adhesiones de los estúpidos de siempre que quieren convertir esto también en un debate de patrias. Como parásitos se suman a una causa justa para acabar enfermándola. Y digo que es una pena porque desnudo de argumentos tan falaces el debate da bastante juego.

Sabemos de sobra las razones de los enemigos de los toros, pero debo de admitir que sus defensores no presentan argumentos vacíos. Se centran estos en que el destino del ganado bovino no deja de ser el del sacrificio, y que comparativamente resulta mucho mas "natural" y "humanitaria" la vida de un toro de lidia, que pasa su crianza en libertad y que muere en una lucha por su vida, que las granjas estabuladas masificadas y las cadenas de montaje de los mataderos. Según ellos, las circunstancias de la muerte serían en cualquier caso el precio a pagar por una mejor vida anterior, dado que sin lo uno no habría lo otro. Tampoco resulta absurdo su defensa del espectáculo en si como una "educativa" enseñanza de las reglas de la vida. Se mata o se muere, se mata de hecho todos los días para poder comernos ese chuletón, y ocultar este hecho como si los filetes y el pollo nacieran en los árboles no resulta nada más que pura hipocresía.

En realidad admito que creo que tienen buena parte de razón, pero en cualquier caso sus motivos no me acercan a sus fines, sino que me llevan a plantearme el debate sobre el vegetarianismo y la ética del consumo de animales; un debate que creo que será mucho más vivo dentro de los mismos 20 años que citaba anteriormente, y en el que mis hábitos carnívoros estan en creciente discrepancia con mis principios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno tu análisis. Como siempre.

Yo, que he sido vegetariano y por falta de coherencia lo he ido dejando estoy deacuerdo con lo que dices .Lo único que ocurre es que, una vez abolido los toros y tratados los asuntos políticos, los vegetarianos seguirán siendo una infinita minoría que no lograrán nunca, existen demasiados intereses económicos, sus objetivos sociales.
O eso creo.

Salud.
J. A. Mengíbar