lunes, julio 05, 2010

Controlados

De vuelta a casa por la noche. Dado que no me he moderado con la bebida es Julia la que conduce, lo que me da al mando de la radio del coche. Los pequeños tienen cada uno su canción favorita de Jorge Drexler y me la piden, Rodrigo se decanta por "Todo se transforma", Guillermo pide la "Milonga del Moro Judío", menos conocida pero fantástica. Cuando acaban Alberto me secunda y ponemos un poco de los Beatles, llegamos a casa cantando todos a coro (más o menos) "Yesterday".

No soy demasiado aficionado a la música, en mi coche suena siempre en la radio, las noticias o deportes. Cuando me decido por música está claro que me he quedado desfasado, y mi mujer me acusa con razón de que soy un carroza. Mi juventud fueron los 80 y no me he molestado en ponerme al día. Sin embargo cuando escucho alguno de los clásicos de los 60 o 70 siempre me imagino unos años dorados de gente haciendo música bajo producción de compañías discográficas independientes. Seguro que es un cliché idealizado. De la misma manera ahora solo veo multinacionales produciendo música, entre mediocre e insoportable, preparada y dirigida por asesores de mercado que lo mismo sirven para prefabricar un éxito musical que para vender un detergente. O para dirigir una campaña política. Hay siempre excepciones como el propio Jorge Drexler, la pequeña concesión a las minorías que nos hace creer que aún hay espacio para algo diferente. Igual que en política de nuevo.

Mientra oigo como instrumentación de fondo en una canción de los Beatles el sonido de las panderetas, no puedo menos que pensar que algo fué decididamente muy mal desde aquellos años. El mismo proceso que impuso las multinacionales discográficas en la música, arrasó con las utopías y nos devolvió un boom del consumismo del que ahora quizás por las malas acabemos saliendo. Los señores del marketing dirigen a las poblaciones con científica mano de hierro.

Hace poco encontré en internet una conferencia a la que igual ya me he referido en este blog. El conferenciante exponía de forma muy convincente como el problema no es ya que seamos irracionales en nuestra toma de decisiones; el problema es que nuestra irracionalidad es perfectamente predecible, lo que nos hace fácilmente susceptibles al engaño. Es una realidad turbadora, y es que existen especialistas del comportamiento que nos conocen mejor de lo que nos conocemos nosotros mismos, y de esta forma nos controlan como un rebaño manso.

No se si estamos preparados para plantar cara desde la razón que nos asiste ante un dominio mediático que nos dirige hasta el subconsciente y que se asegura de canalizar hacia el desencanto y la frustración a los descontentos que deberían oponérseles. Y sin embargo el camino se mantiene abierto por parte de unos pocos para ayudar a quien quiera plantearse y dudar de las verdades con las que tratan de someternos. Gente crítica que nadando a contra corriente intentan enseñar el camino a quien quiere salirse del rumbo, con la esperanza quizás de que el elaborado sistema de control en el que la sociedad se encuentra inmersa ofrezca una rendija de debilidad que ahora mismo cuesta vislumbrar.

Ayer por la tarde preguntaban en la televisión a unos chicos en unas fiestas populares del sur de Madrid el nombre de la presidenta de la Comunidad. No queréis saber el resultado.

No hay comentarios: