sábado, octubre 02, 2010

La huelga. Un día de orgullo

El día 28 por la tarde quedo con mi padre para acercarnos a la Puerta del Sol donde me he enterado de que hay una concentración de piquetes. Nadie me ha llamado desde CCOO, por lo que no se a qué piquete voy a apuntarme. El tema me preocupa un poco, no he participado nunca en un piquete y no estoy seguro de que el tema no derive y acabe a tortas con la policía. Mi intención era apuntarme a algo flojito para empezar vinculado a los comercios o cosas parecidas.

La concentración es bastante numerosa. Miro a mi alrededor y hago cuentas de las fuerzas con las que se cuentan para nuestra batalla del día siguiente. No tengo elemento de comparación, pero uno se imagina al grupo disperso por Madrid y parecen muy pocos. Está claro que ni siquiera la gente comprometida con seguir la huelga se plantea participar en piquetes, eso es cosa de los sindicatos. Yo mismo no sé porqué en anteriores ocasiones no lo hice, creo que por un lado no se me ocurrió, pero sobre todo que mis posturas políticas son cada vez más firmes y comprometidas.

Salgo de la concentración sin pistas de a donde ir por la mañana, cuando llego a casa son más de las diez. Miro en internet y me decido a mi pesar por ir a las cocheras de la EMT de Fuencarral. Es una elección obvia, cerca de casa de mis padres, recuerdo de niño las míticas huelgas de fin del franquismo que revolucionaban todo el barrio con las carreras de la policía y los huelguistas. A mi manera es un homenaje para ellos. Sin embargo me temo que al final sea uno de los puntos calientes, y hay que estar allí a las 4 de la mañana.

Llego a las tres y media y me encuentro con los primeros grupitos y con más policía que piquetes. Mis compañeros hablan de como han bloqueado Mercamadrid durante la noche y bromean al respecto. Me siento un novato mientras miro con aprehensión el escaso número de piquetes. Queda tiempo, pero ya puede venir más gente o esto va a ser una merienda de negros.

Para las 4:30 el grupo es ya bastante numeroso, y hay otro similar a 500 metros en la otra salida de las cocheras. Sale un autobus de recogida de personal y parece el disparo de salida, al segundo ya no le dejan salir tan facilmente. Se lanzan huevos, hay forcejeos con los policías municipales y parte del piquete entra a hablar con el conductor. El autobús da la vuelta y recibe nuestros aplausos. Un autobús ha salido también por la otra puerta. No pasará ninguno más.

Pasan los minutos y parece que ya no van a intentar salír más autobuses por nuestro lado. Se oye jaleo en el otro piquete y voy para allá. Parece más combativo y hay más policia. Dentro de las cocheras se acumulan los conductores mirándonos. No hay tensión entre el piquete y los conductores, y pronto me doy cuenta de que ellos están allí obligados por el decreto de servicios mínimos, pero que están con nosotros en su intención de no sacar los autobuses. Somos su coartada que les evita una sanción. Al irnos les dedicaremos nuestro aplauso.

A las 9 hemos cumplido y levantamos el piquete. A Esperanza Aguirre le hemos reventado sus servicios mínimos en los autobuses, no ha salido ni uno. Siento orgullo por la gente que ha pasado en la calle 5 horas luchando por lo que cree, entre ellos un nutrido grupo de estudiantes que se han tomado el piquete como una fiesta, orgullo por esos conductores que han demostrado su compromiso por la huelga. Siento también agradecimiento por la correcta actuación de los policías municipales, otra historia ha sido la policía nacional cuyo comportamiento chulesco y provocador ha creado las únicas tensiones.

De vuelta a casa me paro en El Corte Inglés en Alcalá. Me uno a un piquete que obliga a que cierre a los 5 minutos de abrir entre bocinazos, pitidos y consignas. Nos vamos y no hay duda de que abrirán 5 minutos despues. Me pregunto qué pensaran esos empleados que nos miran desde dentro como si la cosa no fuera con ellos. ¿Sentirán ellos algún tipo de orgullo por lo que hacen?

Me voy a casa a descansar y dormir un poco más y por la tarde me voy con toda la familia a la manifestación. Sorprendentemente esta es muy numerosa, una grata sorpresa teniendo en cuenta que no se tiene el apoyo explicito de ningún medio (salvo Público) y siendo una movilización contra un gobierno del PSOE. No recuerdo nada parecido desde los tiempos del No a la OTAN.

Hoy he visto Madrid durante la huelga, polígonos vacíos, carreteras desiertas a las nueve y media como si fuera un domingo, multitudes en las calles. He oído incluso cantar la internacional a la gente en la Puerta del Sol. He visto también el comercio abierto, he oído de los atascos a las siete y media de la mañana, he visto a mis compañeros ir al trabajo casi en su totalidad, he sabido de los colegios funcionando casi normalmente.

Que una mayoría de la gente está aborregada ya lo sabía, pero no era consciente de que hubiera también tanta gente que no lo estuviera, y estoy orgulloso de ellos. Todos cantan victoria, pero el gobierno ha recibido un mensaje, sin esa gente se perderán las próximas elecciones. Nosotros hemos dado un primer paso para convencernos de que no está todo perdido y que aún podemos luchar.

Me voy a casa sintiendo que ha sido un buen día.

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