miércoles, septiembre 07, 2011

Cuando los sindicatos se convirtieron en un problema

Hoy hemos ido, una vez más, a manifestarnos por las calles de Madrid. Esta vez de la mano de la convocatoria de CCOO y UGT. Llegamos cinco minutos despues de la hora prevista para encontrarnos un grupo de gente sorprendentemente reducido que posteriormente fué creciendo sin que se pueda decir que haya sido una manifestación multitudinaria.

Estuvimos hace más de una semana en otra manifestación contra la reforma constitucional convocada espontaneamente y en pleno mes de Agosto y no me parece que la convocatoria arrastrara menos personas. De hecho uno tiene la impresión de que el hecho de que los convocantes sean nuestros afamados sindicatos resta más que suma, no solo no arrastran a nadie, sino que desaniman a muchos de los fieles que tradicionalmente asistimos a estas convocatorias. Yo mismo puedo confesar que no disfruto de la idea de apoyar un acto convocado por los mismos líderes sindicales que han firmado sin sonrojo alguno de los recortes sociales más duros de este nefasto último año de legislatura de Zapatero.

Hace un año yo estaba afiliado a CCOO y me aprestaba a participar activamente en una huelga general que hoy en día parece una burla. En solo un año, nuestros líderes sindicales han conseguido que los pocos recalcitrantes que aún esperábamos algo de nuestros sindicatos hayamos abandonado toda esperanza. El "crimen" ocurrió en Enero, si bien se gesto semanas antes. ¿En que estaban pensando Toxo y Mendez cuando se arrastraron ellos, los sindicatos que lideran y nos abandonaron a todos? Seguramente pensaban en hacer política y en que un mal acuerdo con el PSOE sería mejor que lo que en el futuro impusiera el PP. Que fuera la estupidez y la torpeza y no la maldad la causa del desastre no podrá nunca disculparles.

Desde el pasado mes de Enero algunos supimos que teníamos en los sindicatos un aliado menos y un enemigo más. Muchas cosas han pasado desde entonces, incluidos nuevos recortes y una reforma constitucional que entrona al neoliberalismo como ley inamovible. Más en el ámbito sindical, Agosto nos trajo también unas mini reforma laboral que añade más escarnio si cabe a humillaciones anteriores. Demasiado para que nuestros grandes sindicatos mantuvieran su silencio. Cuando levantaron la voz para convocar movilizaciones y nos recordaron que aún existían, tuve la sensación de que había conseguido olvidarme de ellos, como se olvida un mal recuerdo.

La manifestación de hoy debería servir para que algunos de las cúpulas sindicales se den cuenta del desastre que nos causaron. Su debilidad y falta de credibilidad es una derrota para todos nosotros, y me temo que tienen un enorme camino que recorrer hasta que puedan arreglar mínimamente el daño. Mientras tanto les agradecería que nos hagan un último favor y no se mezclen en ninguna iniciativa de las que la izquierda real proponga. Se les reconoce una posible buena voluntad, pero me temo que nos arrastran en su desprestigio.

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