sábado, febrero 18, 2012

¿Porqué dejamos que nos expolien? (III) Una ignorancia generalizada.



Volviendo al tema de las causas que pueden explicar la pasividad de las mayorías ante su propio expolio, ya comenté en entradas anteriores el impacto de la desviación de la responsabilidad ante culpables alternativos o incluso, aún mejor, la culpabilización de la propia víctima. Para que estos mecanismos funcionen, para que el engaño y la distracción sean efectivos, hace falta sin embargo un elemento clave del que quisiera ocuparme ahora:

¿Porqué permitimos que nos expolien? 

Motivo III: Una ignorancia generalizada.

Recientemente charlaba con un compañero de trabajo al respecto de la situación económica, cuando este me sorprendió con una firme aseveración al respecto de cual creía él que era una de las causas fundamentales de los problemas económicos del país: el excesivo número de funcionarios. Le argumenté que la media de funcionarios por habitantes de España era de las más bajas de Europa, y que justo eran los países con más funcionarios los que más solidas economías demostraban. Se mostró sorprendido cuando le facilité por e-mail información al respecto, y aunque no dió su brazo a torcer, creo que algo aprendió en el camino. Mi joven compañero es licenciado en Economía y Administración de Empresas.

Es una anécdota que a nadie nos sorprenderá, una pequeña gota de agua en un inmenso mar de ignorancia en la que se nos intenta mantener a todos. Esa ignorancia es la que nos impide organizarnos y canalizar la evidente rabia a e indignación hacia un objetivo concreto, y tiene diferentes aspectos que me gustaría destacar separadamente.

En primer lugar existe la ignorancia que el marximo calificaría como falta de conciencia de clase. Aunque la inmensa mayoría de nosotros somos trabajadores por cuenta ajena, proletarios al fin y al cabo, parece que a muchos les cueste verse como tales. Por un lado influye la existencia de un importante sector servicios con trabajadores de oficina a los que les cuesta considerarse a si mismos "obreros". Por otro lado tenemos esos mandos intermedios con ambiciones que se identifican más con la empresa que le ha elevado por encima de sus colegas, que con sus propios compañeros con los que compartirá destino cuando llegue la hora de la deslocalización o el cierre. Existe igualmente aquella gente que siguiendo modelos sociales dominantes intenta no identificarse a si mismo con una clase social de perdedores en un mundo en que todo se mide por el consumismo y la ostentación. Por unos u otros motivos, hay mucha gente que no es consciente de su posición en los engranajes de la sociedad, y que por tanto es incapaz de analizar correctamente lo que sucede a su alrededor, confundiendo sus intereses, sus amenazas, sus aliados y sus enemigos.

Nos enfrentamos en segundo lugar a una profunda ignorancia al respecto de los entresijos del sistema económico que nos envuelve. Se habla de mercados financieros, de competitividad, de productividad, de inflación, de liquidez bancaria, de contracción de crédito, de productos derivados...  y la mayoría de la gente que escuchamos el telediario de turno carecemos de conocimientos para entender de verdad las noticias y sus implicaciones. Es cierto que existen mecanismos complejos en la economía, y que explicar por ejemplo como funciona los sistemas financieros no es sencillo, y sin embargo los conceptos económicos básicos son de facil comprensión una vez se despojan de terminologías creadas a base de eufemismos que tratan de eliminar la carga negativa de su significado. Recientemente escuchaba asombrado en un telediario como se criticaba en una noticia la subida de precios causada por la introducción del Euro, para inmediatamente indicar que la contención de la inflación era a cambio un aspecto positivo de la nueva moneda..Esta anécdota refleja hasta que punto ni siquiera los propios periodistas parecen entender en absoluto las propias noticias que nos cuentan.

Hay en tercer lugar una muy extendida y fomentada falta de interes por el conocimiento en general por parte de una población a la que se ha mantenido con pan y circo (aunque cada vez se le quita más el pan). Así resulta habitual encontrase con gente que presume con altanería de no interesarse en política, o de no leer nunca, mientras se enganchan a competiciones deportivas o a esas noticias "del corazón" con su estúpido mundo de falsa fama televisiba. Por si esto no fuera suficiente, la gente con más interés por conocer e informarse sufrimos un bombardeo tal de propaganda y desinformación que a veces parece un milagro que alguien sea capaz de separar el grano de la paja y llegar a sacudirse un poco la capa de ignorancia con la que pretenden enterrarnos. Esta inundación de información manipulada acaba resultando mucho más efectiva como método de control social que antiguos métodos basados en la censura, la prohibición y la violencia, si bien no podemos ser tan ingenuos para descartar que el recurso a la violencia y la censura sean utilizados en el momento que se consideren efectivos y necesarios por parte de quienes controlan el poder.

Es triste y llamativo que con grados de analfabetismo muy superiores a los actuales, la población de hace un siglo pareciera mucho más entendida al respecto de su situación y los mecanismos que la provocaba.

La transmisión libre de información por internet, por fuera de los canales de comunicación de masas, así como el establecimiento de redes que permiten que esta sea compartida y transmitida, se ha convertido en un elemento sumamente molesto para la estrategia del poder, al poner en riesgo uno de los pilares sobre los que se asienta su control sobre los ciudadanos. Aunque el problema sea solo incipiente, son evidentes los intentos por atajarlo por medio de la promulgación de leyes que buscan su justificación y escusa en asuntos como la protección de la propiedad intelectual o la lucha contra la pederastia.

Bien sea mediante el activismo online, bien sea mediante medios más clásicos como las actuaciones en nuestro propio entorno, la batalla por devolver a la gente la conciencia es hoy, como ayer, uno de los principales frentes en nuestra lucha por el cambio hacia una sociedad mejor.

1 comentario:

MDF dijo...

Crónicas de Spainlandia:

Si muchos son los que a estas alturas aceptan el gran parecido de este expolio económico con el de la Gran Depresión del siglo XX, aún son pocos los que no se han percatado de la gran similitud entre las respectivas situaciones políticas. Tanto el fascismo como el nazismo aprovecharon la extensa desilusión generada en las clases medias por unas izquierdas que se mostraron incapaces de implementar una alternativa real, con las masas detrás, para frenar el robo creciente y suicida perpetrado por las entonces clases dominantes. ¡Qué ardan las avenidas! no era en tales tiempos, ni lo es ahora, una estrategia de finalidad revolucionaria, era y es simplemente una desesperante necesidad de las clases sociales medias y basales. El equivalente a un nicho evolutivo darwiniano que si una especia deja libre otra lo ocupará. Y si las izquierdas lo abandonan, si no satisfacen tal reclamación, lamentablemente otros, ya sin antorchas ni Führer pero con la misma carencia de escrúpulos, volverán y lo harán. No se olvide que el nazismo fue un electo y particular keynesiano: extrajo al alemán de la depresión y la miseria, le otorgó el pleno empleo, le permitió disfrutar de la vivienda... Que ello se alimentara de la vecina sangre y territorio, de la reinstauración de una esclavitud asesina, de la detención preventiva de millones de nuevos parias, de su traslado y aniquilación en una industria diseñada para el exterminio... fueron para ese alemán sólo un "daño colateral" ante el cual debía taparse oídos y nariz y vendarse los ojos. ¡Volverán!.

¡Y ya están volviendo!. Incapaces de reaccionar en esa calle que por historia es nuestra y no de ellos, con la boca abierta más allá de nuestras posibilidades biológicas, veremos como a la "matanza de Badajoz", a la cruenta "represión de la bahía de Cádiz", a los civiles asesinados en la "carretera de la muerte de Málaga a Almería" y a un largo, largísimo, etcétera se les niega la condición de crímenes contra la humanidad alegando, para justificar la infamia, que la ley penal no puede aplicarse con carácter retroactivo y olvidando, también para justificar la infamia, que al no prescribir jamás tales delitos, pues nadie legítimamente puede hablar en nombre de la humanidad, toda institución jurídica ostenta la ineludible obligación de perseguirlos "in saecula saeculorum". Es más, y terriblemente más, negando esa aplicación retroactiva al delito de genocidio estarán declarando nulos por vía "de facto" los mismos "Juicios de Núremberg", y absolviendo "post mortem" a todo condenado en ellos por esos horrendos crímenes. Los implacables asesinos de 5.934.000 judíos (1.500.000 con menos de 12 años), de 3.500.000 soviéticos prisioneros de guerra, de 1.900.000 polacos, de 1.670.000 eslavos, de 1.500.000 gitanos, de 500.000 minusválidos (más 300.000 esterilizados), de 200.000 masones, de 15.000 homosexuales (más cientos castrados por orden judicial), de 5.000 testigos de Jehová, de... serán "de facto" declarados "inocentes". Sus crímenes fueron legales, amparados plenamente por el ordenamiento jurídico de la Alemania nazi, y únicamente fue posible condenarlos tras derogarlo con la rendición incondicional del régimen hitleriano. Con la victoria la legislación penal Aliada se impuso, y se aplicó retroactivamente en esa Alemania destruida en todos los sentidos. ¿Qué haremos las izquierdas cuando semejante aberración de lo Justo vea la luz?...

Pulsar "Entrar" en:

http://aims.selfip.org/spanish_revolution.htm