lunes, marzo 19, 2012

Otra huelga, otra batalla que luchar.


Otra vez días de huelga. Buena parte de lo que pueda decir al respecto ya lo hice hace año y medio en la que tengo la sensación de haber sido mi primera huelga general.

Los días pasan, las sensaciones se acumulan. Sensación agridulce cuando hablo con mis compañeros de trabajo que no secundarán la huelga como nunca lo han hecho, y sin embargo va desapareciendo cierto sentido de superioridad con el que se presumía de no seguir a los sindicatos. El lado bueno de que gobierne el PP es que algunos se quedan sin argumentos. Sensación amarga cuando hablas con gente que haría huelga y no se atreve por miedo a las represalias. Y se hace evidente que para una gran mayoría de la gente hacer huelga es jugarse el despido, y con él la miseria ligada al paro. No se puede pedir a la gente que sean heroes, ese no es el camino, pero ¿cual es entonces?

La economía dicen que se rige por ciclos cortos y largos. El crecimiento económico fluctua en el corto plazo ligando fases de crecimiento más rápido con otras de estancamiento, mientras en el largo plazo se observa una tendencia de crecimiento o estancamiento que cuesta distinguir sin la distancia del tiempo. En el mejor-peor de los casos el PP se puede encontrar con una situación de mejora económica global que le permita vender sus medidas económicas como un éxito que haya puesto freno a la caída o incluso propicie una leve recuperación, yo particularmente no lo creo. Y pienso que incluso si fuera así, en algún momento la gente se dará cuenta de que, medida tras medida, nuestros gobernantes nos han llevado a un mundo que es peor que el que atisbábamos en los viejos años ochenta y que ya disfrutaban nuestros vecinos de Europa. En algún momento la gente se deberá dar cuenta que nos han dejado sin esperanzas de un mundo mejor, más justo, más sano, más sostenible, más humano. En algún momento la gente se acordará de los buenos tiempos, quizás sea mañana, quizás en diez años, o en veinte, si es que el sistema no ha conseguido acabar con toda tentación de albergar esperanzas.

Pero ese es un proceso que a veces se nos antoja ajeno, porque mientras la mayoría de la gente anda perdida e incapaz de encontrar el rumbo, algunos estamos ya hace tiempo esperándoles. Y tratamos desesperadamente de mantener una luz encendida para que la vean en la oscuridad a la que sumisamente parecen haberse entregado. Y lo hacemos huelga a huelga, manifestación a manifestación, blog a blog, cartel a cartel, conversación a conversación, derrota a derrota. Y quiisieramos hacer más y ser menos impotentes, pero de momento solo podemos intentarlo, luchar frente a ellos, pero también frente a muchos de aquellos que deberían ser parte del "nosotros".

Viene otra huelga en la que nos dejaremos todo nuestro esfuerzo y compromiso, una vez más. Y aunque seamos pocos empujando por ella, y aunque los que se nos unan sean minoría, nos reconoceremos en el piquete y la manifestación, nos enorgulleceremos de estar con ellos, con nuestros compañeros, intentando despertar a la sociedad anestesiada, una tarea que parece inmensa siendo tan pocos. Y al día siguiente sabremos que no habremos conseguido lo que queríamos, pero quizás encontremos algunas caras nuevas entre nosotros, igual encontremos más comprensión y más apoyo entre los que aún andan perdidos. Igual incluso consigamos que los que nos dominan escondan tras sus gestos victoriosos una cierta preocupación.

Pequeñas batallas de ciclo corto dentro de un ciclo más largo que quizás nos esté acercando ya a un mundo tan bueno como podría llegar a ser. Y nosotros seguiremos, huelga a huelga, manifestación a manifestación, blog a blog, cartel a cartel, conversación a conversación, derrota a derrota, indefinidamente, con la energía inagotable que dan las convicciones y la seguridad de que la causa lo merecía.

El día 29 se ha convocado una huelga general. Pongamonos a trabajar compañeros.

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