sábado, octubre 20, 2012

El problema no son los políticos, el problema eres TÚ.


El jueves pasado fué un día especialmente ocupado. Con una jornada laboral que acaba a las 6 de la tarde en el centro de Madrid que tenía que compatibilizar con las manifestaciones contra la destrucción de la educación pública, y con la asamblea local de IU en Guadalajara prevista para las 7. Para colmo de males mi hijo quería que le acercara para participar en la manifestación de Madird a las 6:30 o al menos en la de Guadalajara a las 6. Pedí permiso a mi jefe sin dar detalles para salir una hora antes, recogí a mi hijo y lleguamos a la manifestación de Guadalajara 30 minutos tarde. A la carrera la buscamos por el centro de la ciudad y la cogimos a medio camino. Nos quedamos hasta que acabó y dejé allí a Alberto para que mi mujer viniera a recogerle (tardó una hora e hizo 60 kilómetros entre ida y vuelta) mientras yo llegaba a la asamblea de IU, media hora tarde de nuevo (todos llegamos tarde porque todos estábamos en la manifestación). La asamblea acabó a las diez y media por lo que llegué a casa a las 11. Misión más o menos cumplida.

Es un placer pasar esos ratos con mi hijo de 15 años, y los aprovecho para charlas de la huelga, del examen que esa profesora les puso en uno de esos días y que parece no dispuesta a repetir, de si sirve o no sirve de nada el esfuerzo, y no menos importante de hasta qué punto su implicación en estas cosas no es más que el reflejo de una influencia paterna excesiva. Ya le he explicado hace tiempo que su deber como persona e hijo es matar al padre, y se plantea continuamente cuanto hay de decisión propia en su implicación en temas como estos.

Al hilo de nuestra charla le explico mi teoría de que existe una o varias generaciones compuestas por la gente que tiene entre 30 y 50 años en la actualidad y que han asumido tanto el discurso ultraliberal e individualista que están más allá de toda esperanza. Como soy un optimista, le explico que pienso que su generación va a ser diferente, y lo pienso por tres motivos. En primer lugar poque no les va a quedar más cojones que espabilarse para que no les quiten hasta los calzoncillos. En segundo lugar porque lo natural es que cada generación intente desmarcarse de la anterior, e igual que las generaciones perdidas rechazaron el activismo político de las anteriores, las venideras creo que rechazarán el pasotismo de las previas. En tercer lugar y sobre todo, porque en el momento vital en que su ideología se va consolidando, las ideas capitalista-consumista-individualista-ultraliberales que conformaron la forma de pensar de esas generaciones perdidas están generalmente desacreditadas.

Quizás una de las mayores ventajas de vivir lejos de todo y pasar tanto tiempo solo en el coche es que te da tiempo a darle vueltas a las cosas. De vuelta a casa, repasando los acontecimientos del día, me dio por pensar una vez más en toda esa gente que no se molesta en absoluto, que no fué a la manifestación, que mandó a su hijo al colegio porque no le venía bien lo contrario, que no milita en ningún lado más que quizás en la peña de las fiestas del pueblo. Son la misma gente que se llena la boca de quejas hacia 'los políticos' a los que culpan de todos los males, que te miran por encima del hombro porque tu no pasas de política, como si tu fueras uno más de los culpables, o cuando menos como si fueras simplemente un estúpido ingenuo. Y creo que según lo pienso mi enfoque hacia esta gente sufre un pequeño cambio que da origen en el fondo a la entrada en el blog, algo no demasiado habitual en estos tiempos en que tengo la sensación de que ya lo he dicho todo y solo tiendo a repetirme.

Me dió por pensar que la gente no se ha vuelto escéptica por culpa de un sistema que consigue desactivarla, sino que en realidad el proceso ha sido en buena parte el contrario. Es el éxito de las ideologías neo-conservadoras e individualistas las que han permitido a las oligarquías que nos gobiernan montar un sistema político-económico emponzoñado. Ha sido la connivencia de una población que han fijado sus objetivos vitales centrándose en el máximo beneficio personal, como se ha llegado hasta este punto. Sin duda una generación envenenada, corrupta y perdida, que solo reacciona cuando piensa que lo que ocurre le afecta personalmente, lo que permite a los que nos dirigen exprimirnos y oprimirnos poco a poco. Como el rebaño de ñues de la sabana, seguimos pastando nuestra hierba una vez que los leones han cazado uno de los miembros del grupo, a sabiendas de que de momento estamos a salvo. Lo que en realidad quisiera la gente es poder firmar un pacto con los depredadores en el que nos garanticen inmunidad para seguir con nuestra anodina vida, un pacto que nos ponga a salvo del bando de los perdedores mientras no le dedicamos un segundo más a las víctimas que vayan siendo devoradas, más estúpidas sin duda que nosotros mismos e incapaces de lograr su propia salvación.

Es cierto que cada vez hay más gente movilizándose, pero tampoco me hago demasiadas ilusiones al respecto de un cambio en la ideología dominante, algo que no ocurre tan rápido. De momento lo que ocurre es que el número de los afectados está aumentando de forma exponencial, lo que lleva a más gente a ponerse en marcha. No me cabe duda que este malestar social no comporta un cambio de paradigma y que de momento durará tanto como dure el ataque a los intereses particulares a la mayoría de la población.

No me gusta en general que la gente sea tan pasiva, pero reconozco que siento un fuerte desprecio hacia todos aquellos que de repente salen a la calle a protestar por lo suyo, y que volverán a sus casas, a su bipartidismo, a su futbol del domingo o sus cenas y copas con los colegas al día siguiente a que se solucione su problema. No es que esta gente no sean la solución, es que esta gente, que son la inmensa mayoría, son el problema, y soy escéptico de que en su mayor parte sean capaces finalmente de dejar de actuar como ñues para pasar a comportarse como personas, miembros del género humano empáticos y solidarios.

Para ser una persona a la que mi entorno y yo mismo considero optimista en materia de expectativas de futuro político y social,, reconozco que me ha salido una entrada un poco rara.

No hay comentarios: