sábado, enero 04, 2014

Estadísticas laborales de Diciembre, un brillante titular que esconde una oscura y preocupante realidad.


Ayer conocimos las estadísticas de paro registrado y afiliación a la SS de diciembre, que nos deja 100.000 parados menos, pero sobre todo de 64.000 afiliados más que el mes anterior. Poco pecho han sacado aún los miembros del gobierno ante un dato que puede calificarse de espectacular. Diciembre es un mes en el que normalmente se producen leves descensos en el número de afiliados y no hay registros de aumentos similares en años anteriores. Es cierto que una revisión de los datos por provincia nos descubre que más de la mitad del nuevo número de afiliados se produce en Jaén (36.900). Unido a las subidas en Córdoba, Granada y Ciudad Real, suman más del 85% de la cifra de aumento de afiliación total, aparentemente ligados a una inusual campaña aceitunera. Aún así los datos siguen siendo buenos y permitirán al gobierno seguir con su campaña de optimismo y seguir anunciando el final del ciclo de destrucción de empleo.

Como contrapunto conocido pero que no podemos olvidar, el análisis de las cifras desde el punto de vista de la calidad del empleo es descorazonador. Viendo la evolución de la afiliación al Régimen General de la SS por tipo de contrato, se puede comprobar como se siguen destruyendo contratos indefinidos y a tiempo completo, para sustituirse por contratos temporales, a tiempo parcial y en prácticas.


En realidad, que vamos hacia un mercado laboral más precario no lo discute nadie. Si las sucesivas reformas del mercado laboral se hubieran hecho como se argumentaba para favorecer la contratación estable, es evidente su fracaso. No somos tan ingenuos.

Como ya indicaba en una entrada anterior (Cuanto peor, mejor), una mejora de los datos macroeconómicos coincidente con las duras medidas de recorte del gobierno resultan una combinación muy peligrosa para todos los que nos vemos afectados por estas. La mejoría en la actividad económica, y a su vez del mercado laboral, podría darse ligada a la mejora de la actividad del resto de países vecinos, pero llegado el caso se venderá como el producto de esos mismos recortes, y a las clases dominantes no le faltan medios ni voceros para vender esta idea. Este hecho se constata comparando la tasa de crecimiento en nuestro país en los últimos años con la del el global de la EU, tal como vemos en el gráfico siguiente.


Confía el gobierno que un posible crecimiento de la Eurozona nos arrastre y arrastre a su vez a la creación de empleo, pero hasta ahora la realidad es que el diferencial de crecimiento con nuestros vecinos no está disminuyendo, ni se ha cerrado la brecha entre la tasa de crecimiento y la tasa de creación de empleo, brecha que se abrió al comienzo del ciclo recesivo en 2008. No es de extrañar que Rajoy se encomiende a Alemania para encontrar, a remolque, la salida de nuestros problemas, porque todo indica que las medidas en marcha por su gobierno no están contibuyendo precisamente.

Hasta aquí la parte más conocida de las cifras, pero hay un aspecto no menos relevante sobre el que quisiera llamar la atención y que yo no he visto hasta ahora analizado por nadie.

Sobre la renta de los trabajadores incide no solo el número de gente empleada, sino también la evolución de los salarios. En paralelo al reciente descenso del ritmo de destrucción de empleo, se está constatando un inédito descenso de las retribuciones salariales, procesos ambos que impactan opuestamente en la renta total de la clase trabajadora. Tenía curiosidad por saber cual es la evolución conjunta de la masa salarial en los últimos años teniendo en cuenta ambos efectos, y una vez hecho el análisis el resultado es esclarecedor.

Como podemos ver en el siguiente gráfico, al inicio de la crisis, la bajada súbita en el número de empleados se compensó con el aumento salarial, de forma que la masa total percibida por los asalariados se mantuvo constante o con mínimos descensos. La llegada al poder del actual gobierno y la puesta en marcha de la brutal reforma laboral de 2012 inaugura una nueva era en que los salarios descienden, lo que unido al descenso del empleo, lleva a drásticos descensos de renta en las clases trabajadoras.


Tampoco nos podemos llamar a engaño, es la famosa devaluación interna que la troika exige como receta para salir de los problemas económicas. Lo que nuestro encarcelado ex-presidente de la patronal definió de forma menos técnica como "trabajar más y cobrar menos".

Para darnos cuenta del efecto de las políticas puestas en marcha en los últimos años, el siguiente gráfico es especialmente útil.


En los últimos años de la fase de crecimiento, la subida de la masa salarial excedía tanto la inflación como el crecimiento del PIB, lo que implica mejora de la renta real de los trabajadores, y una mejora en la distribución de los ingresos del sistema en favor de los salarios. Con el primer shock de la crisis la masa salarial deja de crecer, pero hace falta la reforma laboral de Zapatero en 2010 para que empiece a perder peso dentro de la renta nacional. Es evidente que la bajada no es suficiente, por lo que hizo falta un segundo mazazo en forma de una nueva reforma por parte del PP para conseguir que la porción de la renta nacional en manos de las clases trabajadoras empezara a decrecer sustancialmente.

Así pues, podemos concluir que por el momento el mercado laboral está mejorando, y es posible incluso que se llegue a crear empleo, pero...

  • Dicha creación sigue ligada tan solo a la posible mejoría de la economía global.
  • Se produce conjuntamente con el deterioro de un mercado laboral que se vuelve cada vez más precario..
  • Es compatible con un descenso de la renta total de la clase trabajadora.
  • Y garantiza un reparto de la renta nacional más favorable a las clases dominantes.

Una situación muy peligrosa si se consolida, que nos podría condenar a un ciclo miserable de reparto de la pobreza para algunos, y acumulación de la riqueza para otros. Puede ser un hecho inevitable, si tenemos la mala suerte de que la economía global mejore transitoriamente, a tiempo para convencernos de que el desmantelamiento de los servicios sociales, la precariedad laboral y los salarios miserables son un mal menor pero necesario para evitar una miseria aún mayor. Esperemos que no sea así, y seguiremos poniendo nuestro granito de arena al respecto en este año en el que los ciudadanos podremos empezar a ajustar cuentas electorales con el gobierno.

1 comentario:

Eberhard dijo...

Hola Enrique. Me gustaría ponerme en contacto directamente contigo. Mi mail es agendaegf@gmail.com. Enviame un correo con tu dirección xf. Gracias. Eberhard Grosske